Consejos para evitar el mal aliento
Algo curioso ocurre con el mal aliento y la mayoría de las personas no son conscientes de ello, pero también hay quienes creen tenerlo y no es así. La causa más frecuente de esto es de origen bucal, seguido del área nasofaríngea, pulmonar y gastroesofágica.

Respecto a la boca, prevención y tratamiento, todo consiste en evitar los restos de proteínas que sirvan de medio de cultivo para las bacterias que emiten gases sulfurados. En consecuencia, es importante la buena higiene de dientes, encías… ¡y lengua!
¿Ya hiciste huequito tu mano y la acercaste a tu boca para ver si huele? ¡Ja! Tranqui, tranqui, aquí te van unos consejillos avalados por las mamás de los dentistas y ellos.
Limpia tus dientes después de comer: cepillarlos es lo mejor; pero cuando es imposible hacerlo, masticar goma sin azúcar o hacer enjuagues bucales durante 30 segundos puede ayudar a erradicar las partículas de comida de la boca.
Usa hilo dental al menos una vez al día: eso retira la comida en descomposición de entre los dientes.
¡La lengua! Es vital que se mantenga limpia: el moco, fruto del goteo nasal posterior, puede descomponerse en el dorso de la lengua; y para retirarlo, se puede usar un raspador lingual o cepillar la lengua.
Bebe agua o mastica chicle: cuando la boca está seca, no hay suficiente saliva para despejar los restos de comida. El chicle o caramelo debe ser sin azúcar y servirá para estimular la saliva.
Si tus dentaduras son postizas o tienes aparatos de ortodoncia… ¡límpialas diario!: estas albergan las partículas de comida y a las bacterias.
Evita alimentos y bebidas que puedan causar mal aliento: entre los más fuertes están las cebollas, el ajo, el café y el alcohol.
Cambia tu cepillo dental regularmente: cuando esté desgastado, cada tres a cuatro meses aproximadamente, y elige un cepillo de cerdas suaves.
Visita a tu dentista regularmente: generalmente dos veces por año, para que revise y limpie tus dientes o dentadura postiza.
Tratamientos
El tratamiento posterior para el mal aliento puede variar, según la causa. Si se piensa que tu mal aliento se debe a una afección no diagnosticada, es probable que el dentista te derive a tu médico de cabecera.
Si se trata de causas relacionadas con la salud bucal, el dentista trabajará contigo para ayudarte a controlar mejor el mal aliento. El tratamiento dental puede incluir:

Enjuagues bucales y dentífricos. Si tu mal aliento se debe a una acumulación de bacterias (placa) en los dientes, el dentista puede recomendarte un enjuague bucal que las elimine. También puede sugerirte un dentífrico que contenga un agente antibiótico para eliminar las bacterias que causan la acumulación de placa.
Tratamiento de enfermedades dentales. Si tienes una enfermedad de las encías, es posible que te deriven a un especialista en ello (periodoncista). Las enfermedades de las encías pueden hacer que las encías se replieguen y se alejen de los dientes, lo que deja huecos profundos que se llenan de bacterias causantes de olores. A veces solo una limpieza profesional puede eliminar estas bacterias. El dentista también podría recomendarte el reemplazo de restauraciones defectuosas de piezas dentales, un caldo de cultivo para las bacterias.
IMPORTANTE: acude a tu dentista si las medidas simples no logran mejorar el mal aliento, pues todo esto puede relacionarse con alguna enfermedad, como la periodontitis, un problema de los senos paranasales, la bronquitis crónica o algún problema de la garganta.
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