La Gran Familia: el albergue de terror en Michoacán
La historia pasó de ser una buena noticia a convertirse en una gran historia de terror, nadie imaginaría que un simple albergue y Mamá Rosa se convertirían en la peor pesadilla de muchas y muchos.
Rosa del Carmen Verduzco Verduzco

Nacida en Zamora, Michoacán, su preocupación siempre fueron los niños huérfanos o abandonados. Desde que era adolescente se hizo cargo de un niño abandonado, mismo al que siguieron otros y a quienes protegió a pesar de la resistencia de su familia, propietaria de empresas y campos de cultivo.
A finales de la década de los años 50 su padre falleció, por lo que Rosa convenció a su mamá de que le regalara una casa a donde se mudó con 40 niños que ya cuidaba.
Era una comunidad poco usual en la conservadora ciudad de Zamora, pues la chica no sólo jugaba en las calles con sus protegidos, sino que en varias ocasiones buscaron juntos comida de desecho entre la basura.
¿Por qué? En esos tiempos era hija de una familia adinerada, adoptó el lenguaje y carácter fuerte que desde entonces comenzó a caracterizarle, pero que años después también le generó problemas, pues muchos aseguraban que en su albergue se comportaba de manera “dictatorial”.
15 años después de alimentar al primer niño abandonado, consiguió dinero para comprar el terreno donde comenzaría el infierno.
El inicio
La casa hogar fue fundada en 1954 para albergar a niñas y niños abandonados por sus padres, en adicciones o historias de delitos, situado en Michoacán, un estado al sur de la República Mexicana y en una comunidad muy alejada de la sociedad.
“La Gran Familia”, como se hacía llamar por la gran cantidad de menores que habitaban en la casa, comenzó recibiendo dinero por parte de colectas que se hacía, después mediante donativos de particulares y fondos internacionales de países como Gran Bretaña y del expresidente de México, Vicente Fox.

Mamá Rosa era conocida por los lugareños, incluso a muchos niños los asustaban con llevarlos con ella si no se portaban bien, la mujer era muy respetada por todos y valoraban que ayudara a los menores “desamparados” con techo, comida y ropa, o al menos era lo que se creía.
Había un contrato de por medio con los padres del niño o niña, firmaban el internamiento del menor y se estipulaba cuándo y cuánto tiempo podrían verles, además les exigían pagos por el alojamiento. Cuando no se cumplía con el monto establecido, automáticamente perdían todo derecho sobre sus niños, quienes se veían obligados a trabajar dentro del albergue para poder mantenerse a sí mismos.
Los pagos para “remunerar” el trabajo de quienes habitaban ahí nunca eran en efectivo ni en especie, sino mediante vales que se cambiaban por comida o ropa, toda ésta donada por instituciones y los tres niveles de gobierno.
Otros debían sujetarse al menú tradicional: su desayuno y comida que era un plato con verduras, atoles o agua, y en la noche un pedacito de frutas y cena.
Todo aquello que estaba en óptimas condiciones o nuevo, decidían que se echara a perder en vez de dárselas a los niños, además de vender las cosas “buenas”.
Los castigos

Las y los que vivían en el albergue de La Gran Familia recibían todo tipo de castigos, golpes, dejarlos sin comer e incluso encerrarlos en lugares pequeños y oscuros sin ninguna atención.
Una bofetada por levantarse tarde, sostener una banca por cierto periodo de tiempo por portarse mal, tres días sin comer si a alguien se le perdían sus zapatos nuevos o hasta una semana encerrados sin probar alimentos si intentaban escapar, relatan ex internos en entrevistas con medios locales e internacionales.
Aunque de alguna forma los niños se las ingeniaban para llevar comida a los que estaban castigados, Mamá Rosa siempre se daba cuenta de lo que ocurría y castigaba la falta.

Quienes cuidaban a los demás eran jóvenes que crecieron dentro del lugar, gozaban de más libertad, como ir al centro o hacer sus tres comidas. Además, ellos podían abusar de quienes quisieran, golpear a los demás o permitir que los más grandes maltrataran a los más pequeños.
En ocasiones Verduzco dijo en entrevistas que el lugar les enseñaba a ser “gente de bien”, pues había quienes les dieran clases de primaria, secundaria y preparatoria, como si fuera una escuela normal o la sustitución de un orfanato del gobierno.
La pesadilla terminó
El albergue “La Gran Familia” fue intervenido en 2014 por la Subprocuraduría Especializada en Investigación Sobre Delincuencia Organizada (SEIDO), de la Procuraduría General de la República (PGR), luego de que la dependencia registró, documentó e investigó más de 40 demandas de padres, familiares y víctimas de Rosa Verduzco.
Se llevó a cabo el cateo en el lugar, donde rescataron de su interior, en ese año, a más de 600 personas, entre ellas 458 menores, seis recién nacidos y el resto adultos que había llegado al lugar siendo niños.
Fue 15 de julio de ese mismo año cuando detuvieron a Mamá Rosa junto a otras ocho personas que actuaban en complicidad con ella. Sólo seis de los cómplices permanecían –hasta el 2018- en la cárcel, mientras que Verduzco logró evadir la justicia apegándose al Acuerdo de Senectud, aprobado por el gobierno federal en 1991 y que establece que los ancianos son inimputables de delito.

El albergue fue confiscado, derribado y limpiado por autoridades judiciales, pero después del escándalo, Rosa solía visitarlo con frecuencia.
Dos años después, la PGR se declaró incompetente para dar seguimiento a las actuaciones, por lo que pasó la encomienda de la averiguación previa a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán.
Hijos de Rosa: los testimonios
En aquel año, los menores pensaron que se trataba de una visita más, algo rutinario, pero pronto descubrieron que las cosas dentro del lugar estaban por cambiar radicalmente. Autoridades les explicaron que su “mamá” estaba cometiendo delitos, por lo que sería acusada y juzgada por ellos.
Muchos se portaron accesibles y comenzaron a dar testimonios de lo que se vivía dentro, “no hubo uno solo que dijera que le gustaba estar ahí”.
Después de muchos años, varios de los ex internos dieron algunas entrevistas contando su experiencia viviendo en casa de Mamá Rosa.
Román: tenía once años cuando estuve ahí, nunca llegué a ver esos abusos, pero reconozco que los jóvenes que no tenían familia no podían abandonar el hogar y algunos padres que dejaban a sus hijos no podían recogerlos cuando quería, sobre todo por el convenio que se había firmado. Aunque fueran mayores de edad no podían salir, “para que no se metieran en problemas”. Me liberé de ir a la cárcel, yo hacía funciones de vigilancia, tiempo después fui director de orquesta en La Gran Familia, la música era uno de los principales sustentos de la casa.

Ángel: el negocio de la señora era la música, las bandas de niños las alquilaba para fiestas privadas, actuaciones por las que recibía un pago que los niños nunca veían. Les daban vales que podían intercambiar en la tienda de la casa hogar por productos para completar su alimentación o higiene. Yo nací en la casa, hijo de dos jóvenes que vivían allí y fui registrado por Mamá Rosa como suyo; mi papá y mi mamá son mis hermanos, somos Verduzco Verduzco. Los 18 años que pasé dentro fue un infierno, recibía palizas por intentar escaparme, entre otras cosas. Ella –Rosa- siempre decía “vas a hacer esto porque te digo y porque si no te doy unos chingadazos”, aunque a mí no me gustara.

Claudia: yo ingresé a los ocho años porque decían que yo era muy rebelde, una propaganda aseguraba que La Gran Familia era una buena escuela para dejar de serlo. Cuando llegué, vio un patio muy bonito, niños cantando y tocando instrumentos, me dijeron que yo recibiría esa educación, pero todo fue mentira. Desde mi llegada comenzaron los maltratos, la comida en mal estado y los abusos sexuales (…) ella nos hacía que le practicáramos sexo oral, le gustaba, ella lo decía. Si le cumplías tenías privilegios, ya sea dormir en un colchón, recibir zapatos, entre otras cosas. Intenté escaparme varias veces, pero fue imposible.
Diana fue entrevistada en 2016, apenas hablaba y su mirada seguía perdida, dijo que le entusiasmaba la idea de que formaría parte del Coro Monumental y Orquesta Juvenil de Guitarras de Morelia. Ella fue una de las 16 niñas liberadas de ese refugio, anteriormente se intentó quitar la vida durante los primeros meses que estuvo ahí dentro. Recordó la comida en mal estado que Rosa Verduzco les daba para alimentarles.
Eduardo fue otra víctima, relató varias de las situaciones que vivió dentro de aquella casa, incluso, comenzó a escribir un libro titulado “Una llamada hacia el pasado”, mismo que narraría cómo fue su experiencia de inicio a fin en La Gran Familia.
¿Qué pasó con “Mamá Rosa”?
Después de permanecer 20 días internada en el Hospital ABC de Observatorio, Rosa del Carmen Verduzco falleció en 2018 a raíz de un derrame cerebral; tenía 84 años y había ingresado a quirófano para que le quitaran un marcapasos.
En Zamora, Michoacán se reunieron para realizar su funeral, varios de los ex internos de La Gran Familia acudieron y otros expresaron su sentir sobre la muerte de “La Jefa”.
Rosa dio un par de entrevistas, siempre se mantuvo firme con diciendo que su casa hogar había amor, educación y disciplina, lo que todo niño y niña necesitaban para ser mejores personas. Desmintió las denuncias en su contra una y otra vez.
Autoridades: los cómplices
Las irregularidades del albergue eran muchas, condiciones deplorables del inmueble, comida en mal estado, maltratos, por mencionar algunos; todo lo sabían las autoridades, pero se hizo nada, pues Verduzco no sólo construyó aquel lugar, sino también fue capaz de establecer una extensa red de relaciones entre políticos y empresarios.
El respaldo era capitalista, de autoridades locales y después comenzaron a aparecer los políticos en campaña, mismos que buscaban tomarse la fotografía con la “benefactora” de miles de niños mientras entregaban ropa, comida, instrumentos musicales o dinero.
Incluso se llegó a rumorar que tenía nexos con el crimen organizado, recibía dinero por parte de ellos y cabe la posibilidad de que “prestara a sus hijas” para diversión de unos cuantos.
Más sobre la historia…
Y si, los medios estuvieron al tanto de la situación, lo que llevó a hacer varios reportajes con testimonios tanto de ex internos, como de la propia Rosa Verduzco.
“Claudia vivió 10 años en el albergue de La Gran Familia” – Excélsior TV
“Así se vivían los embarazos en el albergue La Gran Familia” – Excélsior TV
“Mamá Rosa obligaba a niños a tener sexo con ella a cambio de comida y ropa” – Excélsior TV
“Mamá Rosa habla del escándalo de los niños maltratados” – Univisión Noticias
“Las víctimas de La Gran Familia dan su versión de los hechos” – Univisión Noticias
“Habla en exclusiva la cocinera del albergue de Mamá Rosa” – Univisión Noticias
“Víctima de Mamá Rosa hablar sobre su experiencia en el albergue” – Número Trece
“El albergue del horror” – ElisbethM
“Mamá Rosa, la mujer detrás del albergue del horro en México” – Pepe Misterio