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¿La homosexualidad incomoda?

Aunque quisiera que la pregunta fuera distinta y no hablar del tema en pleno siglo XXI, es necesario ponerlo sobre la mesa por muchas razones, pero principalmente: erradicar la discriminación a las personas por su orientación sexual, respetar la vida de los demás y dejar de meternos en lo que no nos llaman.

Tan sólo el mencionar esta palabra es el inicio de una pelea sin fin, donde sacan a relucir las miles de cosas que dice la biblia –que dudo la hayan leído–, lo que Dios ha querido para cada uno de nosotros y lo “retorcido” que alguien se vuelva “del otro bando”, como si fuera una pandilla.


Dirían por ahí: amor es amor. ¿Entonces por qué no dejar que disfruten?


A lo largo de mis últimos 10 años de vida he escuchado decenas de insultos, calificativos y palabras para dirigirse a una persona que es abiertamente homosexual, es decir, que le atrae, gusta y ama a una persona de su mismo sexo.


Por ejemplo: maricón, joto, puto, tortilla, lencha, marica, mayate, entre otros.


Muchas personas piensan que este tipo de comentarios harán que la gente cambie de opinión y entonces se puedan “reivindicar” por el camino “correcto”, pero no, así no funciona y espero, de todo corazón, algún día no lejano, lo entiendan.


La orientación sexual no te define como persona, no te hace peor o mejor, tampoco quiere decir que estás en contra de lo “establecido”, porque en sí no hay nada, no existe tal modelo del que tanto hablan los HOMOFÓBICOS.


Algunos aseguran que ser homosexual es un tema de “moda”, donde todos quieren estar en la “onda”, pero en realidad esto ha sucedido desde hace muchísimos años atrás.



Pasado “oscuro”

Si nos remontamos a la época del Porfiriato, a finales de 1901, el rumor sobre una fiesta privada en el centro de la Ciudad de México en medio de dicha dictadura, fue cada vez más fuerte hasta comprobarse.


No se tiene mucho contexto acerca del motivo, pero en la madrugada del 18 de noviembre, llegó al sitio la policía interrumpiendo la celebración, en el lugar detuvieron a 41 hombres, que de igual forma se desconoce si eran los únicos o ya habían escapado algunos.


Y aunque esto último no es de alarmar. llamaba la atención que la mitad de aquellos hombres “bien portados, adinerados y pertenecientes a la élite social” estaban vestidos con ropa de mujer, haciendo que el revuelo llegara hasta los periódicos de la época y al propio Palacio Nacional.

El Baile de los 41

Dicho suceso fue llamado El baile de los 41, donde varios varones participaron, incluyendo algunos que tenían un cargo en el gobierno en ese momento.


Sin embargo, su nombre ha quedado oculto para la historia, excepto por el diputado Ignacio de la Torre y Mier, yerno del presidente Porfirio Díaz y candidato a la gubernatura de Morelos.


De acuerdo a los historiadores como Juan Carlos Harris, quienes pudieron pagar las fianzas salieron, el resto recibieron el escarmiento correspondiente a una sociedad donde ser homosexual o vestirse como el estereotipo del género opuesto, era completamente reprobable. Los incorporaron al ejército y entrenaron para pelear algunas batallas.


Tiempo después, quizá días, el periódico El Mundo Ilustrado publicó una serie de artículos hablando de la familia como “el pilar fundamental de la sociedad mexicana”, haciendo que el hecho se convirtiera en un pretexto al gobierno para subrayar que dichos comportamientos eran reprobables y dar un mensaje a la sociedad de que ser homosexual sería castigado moralmente.


Aunque este hecho no transcendió lo suficiente como para detonar una comunidad y la homosexualidad no se consideraba un delito, estaba muy lejos de ser aceptada.

Es importante resaltar que no es el único antecedente en México, se habla de otras situaciones dentro de la Revolución Mexicana, un evento de machitos, sin embargo, éste ha sido la pauta para hablar de la orientación sexual de alguien sin tener un contexto real de lo que sucedía.


La pregunta es, ¿qué hay de diferente o especial entre el 2021 y 1901? Todo.


A 120 años de diferencia los mexicanos, no importa de qué estatus social o económico sean, siguen viviendo en la burbuja de las “familias modelo”, donde el matrimonio y relaciones amorosas entre iguales no es bienvenido.


Las críticas, los prejuicios, la reticencia y la poca visibilidad para la comunidad de la diversidad sexual siguen siendo las mismas, aun cuando la sociedad “evoluciona” y es más receptiva a los cambios.

Así que sí, la homosexualidad sigue siendo un tabú en este tan conservador país, haciendo que las acciones, actividades o cambios que se hagan por parte de comunidades como la LGBT+ se vean totalmente opacados por historias, rumores y situaciones que si inventa la gente que odia a quienes son felices con quien quieran.


Platicando sobre si la homosexualidad incomoda, algunos que pertenecen a la comunidad aseguran que, si les choca, les checa🌈; que el odio es tanto hacia quienes hablan de su orientación sexual abiertamente porque los otros viven reprimidos por el qué dirán.


Muchas veces es mejor ocultarlo, negarlo y olvidarlo, que enfrentar a tu círculo lleno de homofobia, y puedo decir conscientemente y con todo el respeto, que es justo así, el estar sometidos a una sociedad que quiere vivir en los años antes de cristo te hace elegir ser infeliz y vivir en la incomodidad por ver a los demás ser libres.


Es verdad que no aplica para todos, el odio se deriva del simple hecho de no acostumbrarse a que los tiempos cambian y que, si en la actualidad es tan normal, en los 90’s, 80’s, 70’s y muchísimo más atrás también, aunque nadie hable de ello.


¿Y tú, prefieres vivir en la incomodidad o la libertad?


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¿Tienes alguna opinión al respecto? Te leo. 🧐


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