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¿Libertad de expresión o derecho a ofender?

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) de 1948 reconoció el derecho a la libertad de opinión y de expresión. A su vez implica el derecho de cualquier persona a no ser molestada, juzgada o perseguida por sus opiniones, además de la libertad de difundir dichas opiniones por cualquier medio.

En específico, este derecho es importante para el oficio del periodismo, el artículo 19 protege a estos profesionales para investigar y recibir informaciones sin limitaciones. La libertad de información permite reducir las desigualdades entre el poder y la población, y así crear una sociedad más libre.


Sin embargo, la libertad de expresarse aplica para TODA PERSONA que quiera hacerlo, pero no es un derecho absoluto, pues también existen límites:

  1. La libertad de expresión no respalda las expresiones que inciten a la violencia en contra de un individuo o un grupo de personas.

  2. No se pueden realizar insinuaciones sobre una persona ajena a la realidad, con el único propósito de fomentar el escándalo público o provocar en ella infamia, calumnia o un rechazo social.

  3. La libertad de expresión no puede ser utilizada como excusa para invadir la intimidad de las personas.

  4. No puede ser utilizada la libertad de expresión para referirse vulgarmente y sin pudor a temas y asuntos sensibles de la sociedad, por ejemplo, hablar de secuestros, masacres, desigualdades sin tener en cuenta a los afectados o víctimas. Para estos casos se deben medir las palabras.

Justo aquí es donde entra la delgada línea entre expresarse y justificar “la libertad” de ofender, derivando en una posible apología del odio.

La Estrategia de la ONU contra el discurso de odio resalta la preocupación de que en todo el mundo estamos presenciando una inquietante oleada de xenofobia, racismo e intolerancia, estigmatización y deshumanización a las minorías.

Las normas internacionales de derechos humanos establecen que debe prohibirse toda expresión de odio nacional, racial o religioso, éstas también establecen que este tipo de restricciones a la libertad de expresión no sólo deben estar prescritas por la ley, sino que deben, sobre todo, ser necesarias y estrictamente proporcionales para contribuir al objetivo legítimo de erradicar la discriminación y la violencia. PORQUE SI EXISTE.

No es necesario irnos muy lejos, en redes sociales podemos ver cómo alguien da su postura sobre un tema en específico y hay usuarios que “debaten” con insultos hacia quien postea, ya sea utilizando palabras despectivas sobre su físico o inteligencia.

Y es que nadie dice que opinar es malo, simplemente hay que saber cómo hacerlo y enfocarse realmente en el tema, resaltando que para tener una postura hay que tener FUENTES que permitan confirmar lo que has dicho.

“El que se enoja e insulta PIERDE”.

***

¿No coincidir con la postura de alguien te da pauta a insultarle?

(:




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