Lo hérores también son criminales: La Revolución Mexicana

Nos queda claro que la historia se forjó gracias a aquellos que contaron sus victorias, dejando al olvido a “los villanos” que también tenían de qué hablar y que fueron silenciados.
Existen los “héroes” llamados así por la sociedad, aquellos que siguiendo un ideal le dieron una vuelta al rumbo de nuestro país.
En la escuela se nos cuenta que gracias a ellos tenemos patria, tenemos una sociedad, la pobreza fue erradicada al igual que la esclavitud, tenemos igualdad, soberanía y somos mexicanos libres.
Fueron ellos los que con su liderazgo y hazañas consiguieron todo lo bueno para nuestro país.
Sin embargo, existe una contraparte que los libros no cuentan y es que no nos dicen que la mayoría de esos ideales obedecían a los intereses propios de estos “héroes de la revolución”.
Breve reseña
La revolución mexicana fue un conflicto bélico que inició un 20 de noviembre de 1910, el objetivo era derrocar la dictadura del general Porfirio Díaz, quien fuera presidente por 35 años y siendo considerado dictador y traidor a la patria.

En este periodo, hubo incontables matanzas, traiciones, rivalidades y alianzas, todas tenían los mismos objetivos, “favorecer a los pobres y los campesinos” y “vivir en un México libre y soberano”.
Hoy en día sabemos que, durante el porfiriato, nuestro país experimentó un notable crecimiento industrial y económico, y tuvo estabilidad política, aunque también existió un muy marcado clasismo social.
Tomando en cuenta estas desigualdades tenemos que durante esta época:
Los campesinos fueron despojados de sus tierras.
El 80% de la población era analfabeta.
Había desigualdad social y económica.
No había libertad de expresión.
No existía la democracia.
La revolución tenía como fines:
Lograr la igualdad entre los círculos sociales.
Devolver tierras y derechos a los campesinos.
Impulsar la democracia y elegir libremente a los representantes.
Respetar la libertad de expresión y el periodismo.
Impulsar el mejoramiento y desarrollo de la educación.
Los héroes que no son héroes.
Hablemos de los personajes más famosos y que mayor protagonismo tuvieron en este movimiento armado.
Francisco villa

Ordenó el asesinato de todos los hombres adultos de San Pedro de las Cuevas, entre ellos un sacerdote que intentaba detenerlo.
Una mujer le reclamó por el asesinato de su marido a la que Villa le disparó en la cabeza, posteriormente ordenó matar a 90 mujeres prisioneras que servían en el ejército de carranza.
Entró al pueblo de Namiquipa, Chihuahua para reclutar a la fuerza a un grupo armado. Aquel día fueron secuestradas 110 mujeres de 16 años en adelante, todas fueron violadas por Villa y sus hombres.
Durante una semana, en un vagón, mantuvo secuestrada a una mujer de nombre Concepción del Hierro, quien, entre llantos, le pedía compasión y su libertad, también se cuenta que una francesa corrió con la misma suerte que ella.
Se adueñó de una gran extensión territorial en Parral, Chihuahua.
Emiliano zapata

Provocó la extensión de la guerra por varios años.
Sus “actos heroicos” imponían terror. El ejército zapatista incendiaba, saqueaba y robaba a su paso, en especial haciendas.
Los zapatistas secuestraban, violaban y mataban gente a su paso.
Ni indígena, ni pobre. Era un poderoso propietario de caballos y dinero.
Las frases “tierra y libertad” y “la tierra es de quien la trabaja”, nunca fueron suyas.
Tuvo hijos con más de 20 mujeres, aunque también se cuenta que mantuvo una relación amorosa con Ignacio de la Torre, yerno de Porfirio Díaz.
Venustiano Carranza

Fue un hombre sereno y enérgico, muy celoso de su autoridad, flexible y obstinado.
Estuvo casado dos veces y tuvo 7 hijos, de los cuales no tuvo buena relación con los últimos 4.
Se cree que era descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar, (el Cid Campeador).
Era un hombre muy culto y pertenecía a la clase media alta de Coahuila.
Francisco I Madero
Nació en una de las familias más ricas de Coahuila, misma que defendía los ideales de Porfirio Díaz.
Realizó sus estudios en Estados Unidos y en Francia.
Pertenecía a una secta espiritista.
Porfirio Díaz

Recibió como regalo uno de los primeros fonógrafos, invento de Thomas Alva Edison, en el que grabó su voz.
Solicitó una abolición de parentesco para poder casarse con su sobrina Delfina Ortega Díaz.
Ingresó al mismo grupo masón al que pertenecía Benito Juárez.
Era aficionado a los juegos como los naipes, el billar y el boliche.
Las familias más adineradas fueron también las más beneficiadas durante la época del porfiriato.
Amada Díaz, hija predilecta de Porfirio Díaz, estuvo casada con Ignacio de la Torre Y Mier, quien la golpeaba y además era homosexual en secreto además fue acusado de participar en el famoso “Baile de los 41”.
En la actualidad, sabemos que nuestros héroes revolucionarios no son como nos contaban a través de los libros de historia, y que el villano, no fue del todo villano y que el héroe no fue del todo héroe.
Muchos historiadores se han dado a la tarea de desmentir una historia que se nos contó a medias, mientras que otros se siguen empeñando en fortalecer la “santidad” de los que protagonizaron una de las batallas más importantes de nuestra nación
Sea cual sea la verdad, una cosa es clara, México sigue siendo un país que le queda mucho por aprender, mucho por mejorar, mucho por cambiar y mucho por contar.