¿Quién se ha llevado mi queso?

Desde que somos conscientes de nosotros mismos, se nos dice que todo cambio es bueno, que debemos estar dispuestos a aceptar que en algún momento, sin previo aviso o de manera inesperada dejaremos nuestra zona de confort y tendremos que hacer cambios en varios ámbitos y sentidos.
Pero ¿a qué se refiere dejar la zona de confort? ¿dónde radica la necesidad de hacer un cambio en nuestras vidas? Si no conocemos la respuesta a estas preguntas o si creemos que no necesitamos un cambio, incluso si negamos la existencia de una zona de confort, entonces sin lugar a dudas es urgente cambiar nuestra visión de nuestra vida.
La zona de confort es un estado mental y de comportamiento en el que la persona se impone sus propios límites, aceptando un estilo de vida que le permite evitar riesgos, presiones, miedos y sacrificios.
Estar en forma, un nuevo empleo, un ascenso, una mejor preparación, gozar de buena salud, no es fácil, todo ello requiere de un cambio eventual o drástico, sin embargo, el primer paso exige dejar atrás ese viejo estilo de vida al que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo ya están acostumbrados.
Son muchas las películas y libros con un referente hacia la realidad de aceptar un cambio y las complicaciones que este conlleva, es cierto, no es fácil el cambio, pero si queremos mejorar en cualquier aspecto de nuestra vida, debemos estar dispuestos a asumir las consecuencias que tiene el matar la zona de confort.
“Bonito queso ¿verdad?”
Publicado en 1998 por Spencer Johnson, “¿Quién se ha llevado mi queso?”, es un libro que nos habla del cambio y la resistencia sobre el mismo.
En el cuento existen 4 personajes, dos ratones de nombre Fisgón y Escurridizo y dos liliputienses llamados Haw y Hem, los cuatro viven dentro de un laberinto y cada día lo recorren buscando su principal fuente de vida, el queso.
Un día los hombrecillos encuentran una cantidad inmensa de queso, por lo que ambos deciden quedarse a vivir en ese lugar, confiados en que jamás tendrán que moverse de ese lugar para buscar alimento.
Mientras tanto, los ratoncitos siguen recorriendo el laberinto todos los días, para buscar su porción diaria de queso y viviendo en el mismo lugar hasta que el queso se agote.
Una mañana Haw y Hem se dan cuenta que su queso se terminó, mientras que los ratones ya se han movido para seguir buscando su alimento, los hombrecillos se quedan perplejos y su ánimo comienza a caer al no saber qué hacer.
Víctimas del miedo y renuentes ante la situación, comienzan a quejarse de una injusticia, cada día vuelven al mismo lugar con la esperanza de encontrar su queso, pero la central sigue vacía y ellos cada vez más hambrientos y desanimados.
Si no cambias te extingues
La falta de queso dejó a ambos hombrecitos perplejos, por un lado, uno de ellos no quería aceptar la realidad al ver que ya no había más queso, mientras que el otro buscaba en su cabeza una entre miles de respuestas a su incógnita ¿dónde está el queso?
Con el paso del tiempo ambos se sentían frustrados, cansados y pasaban los días culpándose el uno al otro. Sabían que debían irse del lugar y comenzar una nueva búsqueda de queso, pero había algo que los limitaba a quedarse sentados y esperar un milagro.
Por un lado, Haw propuso salir y emprender una nueva búsqueda, debían aceptar que el queso ya no estaba ni volvería a estar en el mismo lugar, pero Hem se resistía a dejar el lugar que ya veía como su hogar, como su zona de confort.
Recorrer el laberinto era una decisión que llevaba riesgos y dejar atrás su comodidad. El queso que se había desaparecido de la noche a la mañana quedó en el pasado.
Mientras que Haw se puso en marcha para salir de casa y aventurarse de nuevo al laberinto, Hem, víctima de sus miedos se quedó en casa mientras escuchaba a su compañero decir “A veces, las cosas cambian y nunca vuelven a ser como antes. Nosotros también debemos hacerlo”.
¿Qué harías si no tuvieras miedo?
Mientras más se adentraba al laberinto, Haw se daba cuenta de que sentir miedo era bueno si este le incitaba a la acción, pero era terrible cuando se convertía en un límite.
Sabía que le costaría trabajo creer en sí mismo, en especial cuando pensaba que iba en la dirección correcta y se perdía, a pesar del desaliento, prefería seguir recorriendo el laberinto, era mucho mejor que permanecer de brazos cruzados.
Haw se dio cuenta que su queso no desapareció de un momento a otro, sino que este se fue acabando poco a poco, o se había echado a perder, lo cierto es que su convicción de salir fue más grande que su propio miedo.
Cambia y disfruta el cambio
Haw entendió que era prisionero de sus propios miedos y el hecho de haberse movido lo liberó, ahora pensaba en el nuevo queso que encontraría, y eso le devolvía las fuerzas y las esperanzas.
Una vez más volvió a su antigua casa para convencer a su amigo de salir juntos y buscar un nuevo queso, pero Hem seguía temeroso e inseguro, incluso lo nuevo lo aterraba y existía la incertidumbre de que no le gustaría.
Haw aprendió una valiosa lección de sus amigos los ratones, ellos no dudaron en salir a buscar nuevo alimento, no pensaron, simplemente salieron y se pusieron en marcha.
Opinión personal
Cada personaje representa una personalidad que en su momento como personas podemos asumir, los ratoncitos representan a aquellos que no se detienen a pensar las cosas, ni qué hacer ante un cambio, simplemente comienzan a caminar. Son las personas del momento, es decir que actúan, se adaptan al cambio, buscan opciones y si no resulta, siguen buscando.
Los ratones no se dejan dominar por el miedo, ni la inseguridad, saben que asumen riesgos, pero siempre estarán en movimiento, por eso encuentran alimento, no buscan una base, caminan constantemente.
También están las personalidades de Hem y Haw, el primero se refiere a las personas que prefieren vivir víctimas del miedo e inseguridad, prefieren quedarse postrados esperando que llueva un milagro.
Hem prefirió quedarse envuelto en su negatividad y resistir al cambio, quizás será olvidado, quizás no pase una noche más.
Por otro lado, Haw, nos representa a la mayoría, nadie hará nada por nosotros si no damos el primer paso, el más difícil de todos los pasos. No habrá nada ni nadie que nos haga cambiar si no estamos dispuestos a sacrificar nuestra propia comodidad para lograr algo que tanto deseamos, el mensaje es claro, “no basta con desear”.
Por último, el queso, es todo lo que perseguimos en nuestra vida, un trabajo, un hogar, una familia, salud, estabilidad; sea lo que sea, debe ser lo que nos motive a levantarnos cada día.
Este libro es pequeño, de una historia corta, de personajes pequeños, pero con grandes enseñanzas.
No hay escuela ni capacitación que con certeza te prepare para afrontar un cambio, la gente te dirá que te pongas de pie y afrontes la situación, a veces podrás, otra veces la vida misma te pondrá en el suelo y no va a dejar que te levantes.
Caerás, siempre habrá derrotas y fracasos, a todos nos va a suceder; la diferencia la marcarás tú, serás tú quien decida si permanecer en el suelo o limpiarte la tierra y seguir caminando.