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¿Te victimizas?


Todos conocemos a alguien que se considera la víctima de su propio destino, la pasa quejándose y expresando pensamientos negativos con los demás, pero ¿alguna vez nos hemos pensado si esa persona que se victimiza somos nosotros?

Me pareció interesante que una usuaria de TikTok menciona indicadores de que te puedes estar victimizando, o sea, tomando una postura de víctima hacia la vida. Y entre ellos:

  • El idioma que más hablas es el de las quejas.

  • Tienes esta sensación de pérdida de poder ante las circunstancias que trae la vida.

  • Tiendes a maximizar mucho las situaciones.

  • Nunca te has detenido a analizar qué rol juegas tú en lo que te pasa, siempre son las demás personas los idiotas, los disfuncionales o las circunstancias de la vida están en contra tuyo.

  • Las críticas, aunque sean constructivas, son un detonador bien grande para ti.

  • No te responsabilizas de nada, o sea, si ofendes a alguien, no sabes pedir perdón, si chocas, no fue tu culpa, siempre encuentras una forma de que no sea tu responsabilidad lo que pasó.

Si buscamos una relación sana con nosotros y el entorno, es valioso aprender a identificar este tipo de actitudes y buscar un camino hacia el cambio.


Qué es

Para entender que es y poder diferenciar entre una víctima y alguien que suele tomar una actitud víctima, la RAE define coloquialmente el “hacerse alguien la víctima”, como quejarse excesivamente buscando la compasión de los demás.

En el victimismo la persona es la víctima en casi todas las situaciones, expresan negatividad y una sensación donde los demás o un evento externo tienen la culpa.

Healthline menciona que la mentalidad de víctima se basa en tres creencias clave:

  • Las cosas malas pasan y seguirán pasando.

  • Otras personas o circunstancias tienen la culpa.

  • Cualquier esfuerzo por crear un cambio fracasará, por lo que no tiene sentido intentarlo.

Las personas en este estado de victimización suelen mostrar poco interés por hacer cambios en su vida, rechazan ayuda e incluso pareciera que solo quieren sentir lástima de sí mismos y relamer sus heridas.

Es sano expresar nuestras emociones y sentimientos, sin embargo, es importante salir de la fase de duelo y buscar formas sanas para salir de situaciones que nos dejan en un estado de sufrimiento constante.

Estos comportamientos pueden ser dañinos, la negatividad, dolor y angustia alimentan esta mentalidad que lleva hacia más sentimientos negativos como impotencia, culpa, pesimismo, y vergüenza, autosaboteando la vida y relaciones interpersonales.

Por medio de la victimización se busca evitar distintas situaciones, quitando la responsabilidad que le corresponde, para no salir de su zona de confort, y tomar las decisiones necesarias para mejorar su vida.

Es común pensar que una persona con actitudes negativas hacia la vida, que se queja y victimiza, lo hace por decisión propia, pero no es así, pues estos comportamientos se basan en nuestro marco social, experiencias, educación, entre otros. Por eso, no es cuestión de querer, sino una serie de comportamientos aprendidos que nos llevan a actuar de esta forma.

Personas que han sufrido algún tipo de violencia o han estado expuestas a algún tipo de relación tóxica y de manipulación es posible que generen este tipo de actitudes.


Cómo identificar el pensamiento de víctima

Entre las actitudes que reflejan una persona victimista destacan:

  • Deseo por llamar la atención. Busca que los demás le tengan lástima, reforzando que no pueden resolver dificultades o problemas por sí mismos, tiene la creencia que no tiene los recursos para resolver situaciones por sí mismo.

  • Culpabilizar a los demás. Las circunstancias u otras personas siempre serán las culpables de sus desgracias, creen que todos están en su contra, y no se detienen a analizar el papel que juegan las decisiones que han tomado y como afectan su vida.

  • Quejarse constantemente. Es normal quejarse, pero a lo que me refiero es que sus pláticas giran en torno a las quejas constantes de lo que no les gusta, lo que salió mal, lo que les molesta y notaras que constantemente sus quejas son sobre lo mismo, da a entender que la situación está fuera de sus manos y que ya ha hecho lo posible por salir de esa situación, sin embargo, no ha hecho el esfuerzo para cambiar lo que no le gusta de sí mismo o su vida.

  • Sensación de pérdida de control y poder. Existe este sentimiento de impotencia ante la vida, que no puede o ha podido hacer nada ante las situaciones que se han presentado. Claro que existe la posibilidad donde algunas veces nos toca aceptar lo que pasó, sin embargo, es importante el buscar alternativas para sentirte mejor o enfocar tu energía en lo que sí puedes hacer en ese momento.

  • Pesimismo y negatividad. Esto surge de la creencia de falta de control de las circunstancias y los lleva a centrar su atención en los aspectos negativos, reafirmando la negatividad que, según ellos rodea su vida.

  • Falta de asertividad. La asertividad nos permite expresarnos eficazmente, sin embargo, cuando existe esta falta, la persona con actitudes victimistas no saben como comunicar sus emociones, aceptar elogios o recibir ayuda.

  • No asumir responsabilidades. Evita reconocer su responsabilidad en el conflicto. Por lo que al ofender o causar un daño no asume un papel activo en la situación, siempre existe una justificación que explica por qué no es su responsabilidad lo que sucedió, así evita problemas y se queda en el papel de víctima.

  • Falta de confianza. El victimismo lleva a la persona a creer que los demás están en su contra, tienen pensamientos negativos de los demás, lo que les lleva a dudar de las posibles intenciones de otros, y terminan desconfiando de las personas a su alrededor.

  • Incapacidad de perdonar. Les es difícil perdonar, pues el rencor forma parte su comportamiento, suelen usar consciente o inconscientemente el chantaje emocional y la manipulación.

  • Poca tolerancia a la crítica. La crítica es un gran detonante, es tomada de forma personal, causando emociones negativas, e incluso las críticas constructivas son tomadas negativamente.

  • No quieren una solución. No busca ayuda legítima, pues cuando se les aconseja u ofrece ayuda no suelen aceptar y encuentran las soluciones fuera de su alcance o imposibles. Salir de su zona de confort es complejo, por eso quejarse y pensarse la víctima es mejor que buscar soluciones.

La persona en este estado siente que no está equivocada o tiene algún problema, evadiendo así la responsabilidad de sus acciones.


Qué hacer al respecto

Es importante que si estás pasando por esto acudas a recibir ayuda profesional o la recomiendes a quien crees que la necesita. Estos consejos podrían ser útiles para cambiar estas actitudes victimistas:

  • Analízate. Pregúntate el papel que tienes en la situación, y analiza tu lenguaje, “debería ser”, “no es justo”, ”nadie me entiende”, son pensamientos que alimentan la frustración, que la vida y los demás te deben algo.

  • Pregúntate si todo es tan negativo como lo estás suponiendo. Realiza un análisis objetivo de la situación.

  • Reconoce tus sentimientos negativos como la tristeza y el enojo.

  • Aprende a comunicarte asertivamente y poner límites.

  • Di adiós a las quejas. Busca eliminar las quejas del día a día, notarás un gran cambio en el entorno al cambiar de actitud.

  • Responsabilízate. Reconocer de donde vienen tus actitudes con conciencia y objetividad, pregúntate que actitud activa dentro de la situación podrías tomar para resolver el problema que te aqueja.

  • Aprende a no tomar las cosas personales. No es un ataque hacia ti, no todas las críticas son mal intencionadas, algunas veces es una crítica constructiva.

  • Reconocer lo positivo de tu día a día. Te ayudará a tomar una actitud de gratitud para dejar de alimentar solo pensamientos negativos.

  • Pide ayuda profesional. Esto podría ayudarte a recibir el conocimiento necesario en tu proceso Muchas veces no hay conciencia del comportamiento negativo, y puede llegar a ser un comportamiento manipulador, haciendo sentir culpable y criticando a quien les enfrenta. El victimista suele tener comportamientos pasivo-agresivos. Tratar con empatía, no juzgar y ser respetuoso puedes ayudarle a que reciba la ayuda necesaria o sanar.

Es posible que hacerse la víctima ayude a evadir ciertas situaciones o la responsabilidad que corresponde, sin embargo, esconder y no reconocer emociones tiene un efecto negativo en la calidad de vida. Aceptar la vulnerabilidad propia y creer en nosotros mismos desde el autoconocimiento nos puede llevar a superar problemas con más confianza y resiliencia.

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